El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) es una pequeña, pero poderosa proteína, que estimula la producción de nuevas células cerebrales y fortalece las existentes. Más específicamente, al liberar BDNF se activan una serie de genes que desarrollan nuevas células y vías cerebrales. Así, tener alto el BDNF te hace aprender más rápido, recordar mejor, envejecer más despacio y volver a conectar tu cerebro rápidamente.
En los últimos tiempos se ha tumbado el mito de que el ser humano parte desde inicio con un determinado número de células cerebrales y que éstas no se pueden aumentar. Recientemente los investigadores han dado con la clave, aislaron una proteína llamada BDNF y desarrollaron una investigación abierta sobre ella.
El factor neurotrófico derivado del cerebro o FNDC es una proteína que en los humanos está codificada por el gen BDNF. El BDNF es una proteína que actúa como factor de crecimiento de la familia de las neurotrofinas asociadas al factor de crecimiento nervioso.
El BDNF es un factor polipeptídico que se une y activa al receptor de la tirosina quinasa TrkB. Tras las primeras pruebas de que este factor era importante para la supervivencia de las neuronas motoras y del hipocampo, se han acumulado datos que demuestran que el BDNF tiene un papel importante en los procesos fisiológicos subyacentes a la plasticidad y el desarrollo del sistema nervioso. El BDNF y la TrkB son necesarios para la neurogénesis hipocampal normal.
Cómo Aumentar el BDNF
Vista la importancia que tiene este elemento en el desarrollo y la capacidad humana veremos las maneras activas que tenemos para aumentar en cantidad y calidad las reacciones provenientes de esta materia. Las diferentes maneras que tenemos de aumentar el BDNF son de forma natural ya que se ha intentado hacerlo por vía oral y con inyecciones, pero en ninguno de estos casos el BDNF cruza la barrera hematoencefálica protectora del cerebro.
El deporte
La realización de deporte aumenta la síntesis de esta proteína, lo cuál añade capacidad de combatir el daño causado por el estrés oxidativo y nos hace menos propensos a padecer enfermedades o sufrir lesiones. La práctica del deporte estimula la activación del gen correspondiente a enviar las señales para la génesis del BDNF. Este factor también es sumamente importante para el mantenimiento y mejora del sueño y los biorritmos, ya que el aumento de BDNF juega un papel fundamental en la lucha contra el insomnio.
La actividad física en general ejercerá como agente coadyuvante en este objetivo pero bien es cierto que se relaciona a un mayor beneficio cuando hablamos de ejercicios de intensidad alta, esta actividad debe ser corta, la cuál ejecutará en pocos segundos una gran estimulación del ritmo cardíaco. Este hecho aumenta hasta un 75% más el ritmo habitual. Este tipo de ejercicios ayudan a quemar calorías y estimulan varios procesos metabólicos del cuerpo.
Hábitos que estimulan la génesis de BDNF
El ser humano es un animal de costumbres y que ha ido adquiriendo hábitos ancestrales que reconfortan su desarrollo y crecimiento personal. Estos hábitos estimulan con frecuencia la activación del gen. La exposición al sol es uno de los factores determinantes en este aspecto, ya que estimula la síntesis de un co-factor importante, la vitamina D. La vitamina D se produce en la piel a partir de la radiación ultravioleta de la luz solar. Hay fundamentos que indican que sin el sol, puede existir una carencia en este sentido.
Otros hábitos que estimulan y activan la producción del BDNF son las relaciones sociales, el impacto de la música y trabajos terapéuticos asociados al aumento de capacidades cognitivas y que activan conexiones neuronales.
Hábitos nutricionales
Los hábitos nutricionales y ciertas herramientas que giran en torno a la nutrición son de vital importancia para mantener niveles óptimos del BDNF. El ayuno intermitente, la dieta cetogénica o la dieta mediterránea son grandes herramientas en este sentido.
Todo esto se produce ya que uno de los principios que debemos buscar para optimizar el BDNF es evitar la ingesta excesiva de alimentos, aunque estos sean muy saludables, las restricciones calóricas como herramienta y un control adecuado dirigido por profesionales son una de las grandes opciones en las que debemos basarnos.
La dieta cetogénica, si es alta en grasas vegetales y baja en carbohidratos, nos va a dar un impulso cualitativo, también debemos evitar las dietas ricas en azúcar y grasas saturadas qué disminuyen el BDNF.
Algunos alimentos ricos en flavonoides y prebióticos aumentan el BDNF. Los flavonoides se producen naturalmente en las plantas y ofrecen muchos beneficios, tanto cognitivos como para la salud. No solo tienen una potente acción antioxidante y antiinflamatoria, sino que también estimulan la producción de BDNF.
Alimentos ricos en flavonoides: los arándanos, el chocolate, el té verde, el aceite de oliva, las especias, la pimienta negra y la cúrcuma.
Alimentos ricos en prebióticos: los espárragos, los brotes de bambú, los plátanos, la cebada, el chocolate, los puerros, el ajo, la jícama, las lentejas, las hojas de mostaza, las cebollas y los tomates.
Funciones del BDNF
Una vez conocida la manera que tenemos de producir y estimular la generación de BDNF, nos iremos a conocer por qué es fundamental mantener niveles óptimos de esta proteína en nuestro organismo, las funciones más importantes del BDNF son:
Función antidepresiva
La depresión es uno de los grandes problemas que nos acompañan en una sociedad tan avanzada como la actual. Este hecho ha sido objeto de estudios en los últimos años, ya que se han encontrado evidencias de que las concentraciones cerebrales de BDNF parecen estar alteradas en comparación con sujetos sanos. Esto a su vez parece tener cierta relación con la respuesta a los antidepresivos, que de por sí pueden según algunas evidencias, influir positivamente en la concentración de BDNF.
El aprendizaje constante favorece la creación de nuevas redes neuronales y la actividad del BDNF, por lo que es preciso crear entornos que favorezcan dicho aprendizaje. A esto hay que añadir que las prácticas que favorezcan las reducción del estrés así como la adquisición de herramientas para un mejor manejo del mismo; favorecerá a la larga una reducción de la sintomatología ansioso-depresiva, una mejora del rendimiento cognitivo y en general un incremento en la calidad de vida.
Función neuroprotectora
Determinadas enfermedades hereditarias son causadas por mutaciones recesivas que provocan una disminución drástica en los niveles de frataxina. La deficiencia de esta proteína provoca la degeneración de ciertas neuronas en el cerebelo y la médula espinal y, como consecuencia, los pacientes con estas deficiencias experimentan problemas en la coordinación de sus movimientos.
El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) es una proteína secretada, principalmente, en el sistema nervioso que estimula la supervivencia de las neuronas y la función sináptica. Numerosos estudios han demostrado que tiene un papel protector en algunos modelos de daño neuronal y, recientemente, se ha demostrado en un trabajo que la transferencia del gen que codifica el BDNF a las neuronas es capaz de evitar la muerte neuronal en cultivos celulares en los que se induce la deficiencia de frataxina.
Este efecto neuroprotector del BDNF se observa también in vivo, ya que cuando se induce la deficiencia de frataxina en el cerebelo de ratones, se observa la muerte y atrofia de distintos tipos de neuronas y, por tanto, los ratones sufren una disminución significativa de su capacidad para coordinar sus movimientos. “Todos estos cambios patológicos se previenen con la transferencia del gen que codifica el BDNF”.
Se está avanzando mucho en este campo, para profundizar en el conocimiento del alcance que pueda tener el BDNF para mantener a raya o atenuar en el peor de los casos los efectos tan negativos de este tipo de enfermedades.
Función cognitiva
El factor neurotrófico derivado del cerebro ha mostrado ser una de las neurotrofinas más importantes en procesos como el aprendizaje, la memoria y el pensamiento. También se ha visto que unos niveles inapropiados de esta sustancia hace que se den enfermedades, disfunción cognitiva y problemas del estado de ánimo.
El factor neurotrófico actúa en ciertas neuronas del sistema nervioso central y también en el periférico, ayudando a que las neuronas en estos lugares puedan sobrevivir. Además, facilita su crecimiento y diferenciación. Esta sustancia es especialmente activa en partes del sistema nervioso central, concretamente la corteza cerebral, el hipocampo y la parte más basal del cerebro. Estas áreas están implicadas en procesos cognitivos como la memoria, el aprendizaje y el pensamiento.
El factor neurotrófico derivado del cerebro ejerce un importante rol en la memoria a largo plazo. Aunque sí es cierto que una amplia cantidad de neuronas en el cerebro de los mamíferos se forman durante el estado embrionario, partes del cerebro del individuo, cuando este ya es adulto, tienen la habilidad de generar nuevas neuronas a partir de células madre neurales. Este proceso es el que se conoce por neurogénesis. Los neurotróficos ayudan a estimular y controlar este proceso, siendo el BDNF el más importante.
El vivir en entornos que disponen de múltiples estímulos cognitivos, además de llevar un estilo de vida activo físicamente, se ha relacionado con tener una buena función cognitiva en general. La estimulación cognitiva, física y visual se traduce en un mayor funcionamiento neuronal, incrementando la comunicación sináptica entre las neuronas, lo que implica cambios tanto en la estructura como en la química cerebral.
Los estímulos sensoriales son primeramente procesados por el córtex antes de llegar al hipocampo. La expresión del BDNF se ve potenciada en entornos con riqueza en estímulos cognitivos, lo cual se le ha atribuido ser el causante de que se tenga una mejor memoria y capacidad de aprendizaje. Este factor hará que se generen más sinapsis (sinaptogénesis), dendritas (dendritogénesis) y, como ya íbamos comentando, mayor neurogénesis.