El tiempo es un concepto inventado por el hombre que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo. Todos los seres vivos están expuestos y sometidos ante este fenómeno. Incluso históricamente se ha creado una incertidumbre acerca de esta idea, los propios científicos no lo tenían claro, y no podían definir esta magnitud física, (“El tiempo no es real es solo una mera ilusión psicológica” –Einstein-) sólo saben medirlo, ahí está pasando y haciéndonos pasar a todos.
Por lo tanto, las preguntas son claras en este sentido, ¿Cómo afecta el paso del tiempo en el ser humano? ¿Qué armas tenemos para combatirlo? ¿Qué eficacia y posibilidades tenemos para atenuar sus daños? Las respuestas no son sencillas, pero los antioxidantes tienen mucho que decir en este aspecto, en este artículo hablaremos sobre ello.
Los antioxidantes son moléculas capaces de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas. La oxidación es una reacción química de transferencia de electrones de una sustancia a un agente oxidante. Las reacciones de oxidación pueden producir radicales que comienzan reacciones en cadena que dañan las células. Los antioxidantes terminan estas reacciones quitando intermedios del radical e inhiben otras reacciones de oxidación oxidándose ellos mismos.
Los antioxidantes se clasifican en dos amplios grupos, dependiendo de si son solubles en agua (hidrosolubles) o en lípidos (liposolubles). Estos compuestos se pueden sintetizar en el cuerpo u obtener de la dieta. La forma que tiene el organismo de obtener estos antioxidantes son dos: la primera son obtenidos íntegramente de fuentes naturales a través de la dieta, y por otra existen los antioxidantes endógenos, creados a partir de procesos químicos dentro del organismo.
¿Qué son los antioxidantes Esenciales?
Los antioxidantes naturales o esenciales son sustancias que deben adquirirse de manera externa. Estas sustancias naturales están presentes en los alimentos y ayudan a prevenir y retrasar la oxidación celular, y a proteger a las células de los efectos adversos de los radicales libres.
Existen diferentes tipos de antioxidantes y cada uno de ellos desempeña diferentes efectos beneficiosos en nuestro cuerpo. Los antioxidantes naturales que consideramos más importantes son los siguientes:
Los polifenoles
Los polifenoles son fitoquímicos de bajo peso molecular, esenciales para el ser humano. Estos constituyen uno de los metabolitos secundarios de las plantas, más numerosos y distribuidos por toda la planta, con más de 800 estructuras conocidas en la actualidad. Los polifenoles naturales pueden ir desde moléculas simples (ácido fenólico, hidroxitirosol, fenilpropanoides, flavonoides), hasta compuestos altamente polimerizados (ligninas, taninos). Los flavonoides representan el subgrupo más común y ampliamente distribuido.
Los polifenoles están presentes principalmente en las frutas y los vegetales y son productos antioxidantes, antiinflamatorios y antibacterianos con efectos muy beneficiosos para nuestra salud, relacionados directamente con la prevención de enfermedades cardíacas, la mejora de la digestión o el reforzamiento del sistema inmunitario.
Los polifenoles se conocen por sus propiedades antioxidantes y, debido a que se trata de las sustancias con potencial antioxidante más utilizadas en la dieta, numerosos investigadores estudian sus actividades biológicas. Gran parte de las pruebas que demuestran el efecto protector de los polifenoles contra las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y el cáncer, se han obtenido mediante estudios in vitro con cultivos de células humanas y mediante estudios en animales.
Se cree que los polifenoles podrían ejercer un efecto cardioprotector por varias vías, mejorando el funcionamiento de las paredes internas de los vasos sanguíneos, inhibiendo la aglutinación de las plaquetas, lo que evitaría la creación de coágulos sanguíneos en las arterias e influyendo positivamente en los lípidos sanguíneos y en la sensibilidad a la insulina.
Carotenoides
Los carotenoides son pigmentos orgánicos del grupo de los isoprenoides que se encuentran de forma natural en plantas y otros organismos fotosintéticos como algas, algunas clases de hongos y bacterias. Se conoce la existencia de más de setecientos compuestos pertenecientes a este grupo.
De acuerdo con su estructura química los carotenoides pueden clasificarse en carotenos y xantófilas. Los carotenos son carotenoides no oxigenados y las xantófilas son derivados oxigenados de los carotenos. Algunos carotenoides son precursores de la vitamina A por lo que también se los clasifica en «carotenoides provitamina A» y «carotenoides no provitamina A».
Este tipo de antioxidante es clave en el desarrollo y el mantenimiento del estrés oxidativo de las células. Como dato curioso, los carotenoides son los responsables de los colores amarillentos, rojizos, anaranjados de algunos alimentos como la papaya, zanahoria o melocotón.
Los carotenoides pueden transferir la energía de excitación de dos maneras: 1) transferencia de energía singlete-singlet del carotenoide a la clorofila, y 2) transferencia de energía triplete de la clorofila al carotenoide. La transferencia de energía singlete-singlet es una transferencia de estado energético inferior y se utiliza durante la fotosíntesis.
Estas moléculas son buenas antioxidantes, ya que son capaces de inactivar especies reactivas de oxígeno que se producen en las células, protegiéndose de estas partículas dañinas.
Ácido ascórbico
La vitamina C, enantiómero S del ácido ascórbico o antiescorbútica es un nutriente esencial para el ser humano, los primates, las cobayas y algunos murciélagos, quienes carecen del mecanismo para su síntesis. El resto de los mamíferos lo sintetizan de forma natural en el hígado. Las plantas también producen vitamina C, la cual desempeña un rol importante en su crecimiento y desarrollo. De esta forma, las plantas representan una fuente importante de esta vitamina en la dieta.
La vitamina C es un potente antioxidante soluble en agua que se asocia con varios efectos beneficiosos en el sistema inmune, minimiza y retrasa el proceso de envejecimiento, también beneficia en la integridad endotelial y en el metabolismo de las lipoproteínas. Su deficiencia produce la enfermedad denominada escorbuto.
La presencia de esta vitamina es requerida para un alto número de procesos metabólicos en todos los animales y plantas. En los animales, es requerida para el proceso de síntesis de carnitina y colágeno, componentes relevantes de la piel, los tendones, ligamentos, vasos sanguíneos y las cicatrices, por lo que su carencia altera el proceso de reparación y mantenimiento de estas estructuras, así como la curación de las heridas.
Vitamina E
Se denomina vitamina E a un grupo de ocho compuestos solubles en grasa que incluyen cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles. Estos tocoferoles y tocotrienoles existen como homólogos α (alfa), β (beta), γ (gamma) y δ (delta). Por su función antioxidante de lípidos, estos compuestos de vitamina E se encuentran en alimentos vegetales ricos en grasas, especialmente insaturadas, como las oleaginosas y en menor grado en granos de cereales. Su concentración en estos alimentos es muy variable y su estabilidad, por su acción antioxidante, es muy baja. Cada uno de estos compuestos tiene una actividad distinta en el organismo. Los compuestos de vitamina E más activos en el organismo son aquellos relacionados con la forma α-tocoferol.
La vitamina E tiene un papel fundamental en el metabolismo normal de todas las células. Es el antioxidante liposoluble más importante en los tejidos humanos y animales. Se encuentra en las partes de las células ricas en lípidos, como las membranas celulares, y los tejidos ricos en grasas. El papel principal y más estudiado de la vitamina E es la protección de los ácidos grasos poli-insaturados de los lípidos contra el daño oxidativo. Por eso es que su deficiencia puede afectar varias e importantes funciones vitales.
Todas las acciones de los tocoferoles parecen estar determinadas por su carácter de agente antioxidante, y que, en particular, previene las reacciones de peroxidación de lípidos (enranciamiento). La deficiencia en vitamina E se caracteriza generalmente por trastornos neurológicos debidos a una mala conducción de los impulsos nerviosos.
Selenio
Se trata de un nutriente que nuestro organismo necesita para estar sano y que se consigue en pequeñas cantidades a través de la alimentación. Su principal función es antioxidante, aunque su acción también se ha relacionado con la prevención de ciertos tipos de cáncer y otras infecciones.
La deficiencia de selenio es relativamente rara, pero puede darse en pacientes con disfunciones intestinales severas o con una nutrición exclusivamente parenteral, así como en poblaciones que dependan de alimentos cultivados en suelos pobres en selenio. El Selenio se encuentra en los cereales, el pescado, las carnes, las lentejas, la cáscara de las patatas y los huevos. Está presente en los aminoácidos selenocisteína y selenometionina, reemplazando al azufre. Forma parte de las enzimas glutatión peroxidasa, yodotironina deiodinasa y tiorredoxina reductasa.
Aunque el selenio es un oligoelemento esencial, es tóxico si se toma en exceso. Este nivel de ingesta superior tolerable de 400 microgramos al día puede provocar selenosis. La deficiencia de selenio puede causar la enfermedad de Keshan (una enfermedad del corazón) e infertilidad en los hombres. También podría causar la enfermedad de Kashin-Beck, un tipo de artritis que causa dolor, inflamación y pérdida de movimiento en las articulaciones.